viernes, abril 26, 2024
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La Argentina del engaño, la defensa de las dictaduras y el ministerio de figuritas

Fue una tras otra. El oficialismo hoy no dio respiro. Comenzaron con una iniciativa tramposa para el sector agropecuario, que luego tuvieron que retractar de la peor manera. Siguieron con la foto oficial, de lo que podría denominarse “ministerio de figuritas” y terminaron con Alberto Fernández defendiendo en Nueva York a las dictaduras de Cuba y Venezuela. El Frente de Todos no se privó de nada hoy.

Durante toda la mañana, lo que proliferó en las redes sociales argentinas fue el engaño del gobierno y el Banco Central al sector agropecuario, luego de la liquidación de la cosecha incentivada por el “dólar soja” de Sergio Massa. ¿De qué se trataba esto? Para que los productores se presten a liquidar, en un marco de necesidad de divisas, el ministro de Economía les brindó por tiempo determinado un tipo de cambio especial, que en lugar de convertirle los dólares a los exportadores a 140 (según el cambio “oficial”), se los cambiaba a 200 pesos.

Muchos agroexportadores liquidaron, ingresaron divisas al BCRA y el gobierno celebró la iniciativa y sus resultados predecibles. Sin embargo, esta mañana el monopolio monetario emitió una circular donde “informaba” que las empresas que hayan liquidado al “dólar soja” no podrían comprar dólares en el mercado del “contado por liqui”. Es decir, el único mecanismo legal que tienen para hacerse de divisas en el exterior, que funciona mediante la compra de bonos en pesos en el mercado local, que cotizan en el exterior y se cambian por dólares en Estados Unidos. Aunque su valor es similar al del “blue” y duplica al oficial, este es el único mecanismo que existe dentro de lo formal. Es decir, el gobierno engañó al campo de la peor manera.

El escándalo fue tal, que desde el mismo ministerio de Economía y el Banco Central hicieron trascender que la medida quedaría sin efecto, por orden del mismo Massa. Esto deja dos conclusiones que dejan en evidencia la precariedad institucional local: la falta total de previsión de los desastres que hacen y sus consecuencias y la nula independencia del Banco Central, que hace y se deshace por orden del Poder Ejecutivo. Una vergüenza.

El «ministerio de las figuritas»

El escándalo y el papelón de la estafa al campo pudo haber sido la noticia del día, pero en Argentina, hasta que el reloj no marca las 12 de la noche, todavía puede pasar cualquier cosa. En horas de la tarde, la secretaria de Comercio publicó una foto con su agenda del día: una mediación entre los representantes de los kioskos y los apoderados de la empresa que fabrica las figuritas del Mundial.

Es que la demanda supera la oferta y los kiosqueros se quejan porque la empresa Panini no les entrega suficientes paquetes de figuritas, ya que les vende también a supermercados y estaciones de servicio. Luego de varios reclamos, finalmente la secretaría de Comercio decidió mediar ante las partes. “Comenzó la reunión para evaluar la situación del mercado de figuritas del Mundial”, dijo la dependencia del ministerio de Economía. Patricia Bullrich, como miles de usuarios, arremetió desde su cuenta de Twitter y calificó al Frente de Todos como un “Gobierno de cuarta”.

El diputado nacional José Luis Espert también fue muy duro con la secretaría de Comercio y pidió cerrar ese «antro». Claro que tiene razón. Pero si miramos en retrospectiva, al menos, el organismo ahora se limita a estas estupideces irrelevantes, mientras que en los dos primeros años de gobierno, se dedicaban a implementar controles de precios que vaciaban las góndolas.

Las contradicciones, falacias y la defensa de las dictaduras de Alberto en la ONU

A última hora del día llegó la frutilla de la torta. La presentación de Alberto Fernández en las Naciones Unidas.

Allí, el presidente argentino comenzó su exposición haciendo referencia al “intento de magnicidio” sufrido por Cristina Kirchner, agradeciendo las muestras de solidaridad de los líderes del mundo. Sacando de contexto los hechos, advirtió sobre el riesgo que Argentina rompa su contrato democrático y sucumba ante el extremismo. Nada dijo sobre la irresponsabilidad de la vicepresidente de arriesgarse de esa manera, en el marco de su victimización por la causa judicial en su contra. Tampoco hizo mención a los perfiles de los atacantes, que nada tienen que ver con una organización política determinada.

Las verdades a medias siguieron con su balance de la pandemia, donde lamentó que en los países más pobres haya fallecido más gente por culpa del coronavirus. Sin embargo, siguió defendiendo las políticas estatistas que no hacen otra cosa que multiplicar la pobreza, como ocurre en el país que lo sufre a él como mandatario.

Luego de sus delirantes conceptos de repensar las finanzas internacionales y la economía mundial, Fernández dijo que Argentina “se suma al reclamo de los pueblos de Cuba y Venezuela, para que se levanten los bloqueos que esas naciones padecen”. Sus palabras son la desconexión total de la realidad. En los foros internacionales, el presidente puede decir lo que quiera, ya que nadie le responde, refuta o repregunta. Aquí no puede enfrentar una conferencia de prensa. Para empezar, porque él ya no representa el sentir de los argentinos. Según encuestas recientes, el presidente tiene menos del 8 % de aprobación y más del 70 % de rechazo. De la misma forma que Maduro o Díaz Canel no representan a Venezuela o a Cuba, ya que son ellos los principales “bloqueos” que sufren esas naciones.

Los argentinos al menos el año que viene cambiarán de gobierno.

Fuente: PanAm Post

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