jueves, abril 25, 2024
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Discurso del Águila desde la Casa Blanca

«Hace cuatro años, emprendimos un gran esfuerzo para reconstruir nuestro país, para renovar su espíritu y restaurar la lealtad del gobierno con sus ciudadanos, nos embarcamos en una misión para hacer que Estados Unidos volviera a ser grande para todos los Estadounidenses.
En el término de mi mandato como el 45º Presidente de los Estados Unidos, estoy ante ustedes verdaderamente orgulloso de lo que hemos logrado juntos, hicimos lo que vinimos a hacer aquí, y mucho más.
Se inaugurará una nueva administración y pido que todos oremos por su éxito en mantener a Estados Unidos seguro y próspero, les extiendo mis mejores deseos y también quiero que tengan suerte, una palabra muy importante.
Permítanme expresar mi inmensa gratitud por el amor y apoyo de nuestra espectacular Primera Dama, Melania, permítanme compartir mi más profundo agradecimiento a mi hija Ivanka, y a Barron, Don, Eric, Tiffany y Lara, ustedes llenan mi mundo de luz y alegría.
Permítanme también agradecer al Vicepresidente Mike Pence, a su maravillosa esposa Karen y a toda la familia Pence.
Pero sobre todo, quiero agradecer al pueblo Estadounidense, ser su Presidente ha sido un honor indescriptible para mí, gracias por este extraordinario privilegio, porque eso es lo que ha sido, un gran privilegio y un gran honor.
Nunca olvidemos que, aunque los Estadounidenses siempre tendremos nuestros desacuerdos, somos una nación de ciudadanos increíbles, decentes, fieles y amantes de la paz, que todos queremos un país próspero y exitoso, porque somos una nación verdaderamente magnífica.
Hace cuatro años llegué a Washington como un forastero que logró ganar la Presidencia, no era político sino un constructor que siempre miró horizontes abiertos e imaginó infinitas posibilidades, y me postulé para Presidente porque sabía que teníamos nuevas cumbres que escalar.
Sabía que el potencial de esta nación no tenía límites, siempre que pusiéramos a Estados Unidos primero; dejé mi vida y entré en una arena difícil pero con un potencial enorme si se aprovecha correctamente. Estados Unidos me había dado tanto que yo quería devolverle algo.
Junto a millones de patriotas de esta tierra, construimos el mayor movimiento político en la historia de nuestro país, construimos la mejor economía en la historia del mundo, porque todos queríamos que Estados Unidos volviera a ser grande de nuevo.
Nuestra agenda nunca se trató de derechas o izquierdas, de Republicanos o Demócratas, sino del bien de una nación y eso involucraba a todos. Con apoyo de los Estadounidenses logramos más de lo que nadie creyó posible, de lo que nadie pensó siquiera que podríamos acercarnos.
Restauramos la fuerza Estadounidense en casa y el liderazgo de Estados Unidos en el exterior, el mundo nos volvió a respetar, por favor, no pierdan ese respeto.
Revitalizamos nuestras alianzas y unimos a las naciones del mundo para enfrentar a China como nunca antes, eliminamos a ISIS, acabamos con el carnicero de Soleimani y logramos históricos acuerdos de paz en Oriente Medio, algo que nadie creyó que pudiera pasar jamás.
Trajimos a nuestros soldados a casa, y estoy especialmente orgulloso de ser el primer Presidente en décadas que no continuó ni inició una guerra.
Pero sobre todo reafirmamos la idea sagrada de que en Estados Unidos, el gobierno responde al pueblo y a la firme convicción de que estamos para servir a los ciudadanos, no a intereses especiales ni a corporaciones, sino a nuestros niños, nuestra gente y nuestra propia nación.
Mi preocupación constante siempre fue el mejor interés de los Estadounidenses. No busqué el camino más fácil, asumí las batallas y las decisiones más duras y difíciles porque para eso fue que me eligieron. Tus necesidades fueron mi primer y último enfoque inquebrantable.
Lo que siempre nos ha permitido prevalecer y triunfar sobre los grandes desafíos del pasado, ha sido una convicción inquebrantable sobre nuestra nobleza y propósito único en la historia.
Nunca perdamos esa convicción, nunca abandonemos nuestra fe en los Estados Unidos.
Ahora, mientras me preparo para entregar el poder a una nueva administración, quiero que sepan que éste movimiento apenas ha comenzando porque la creencia de que una nación debe servir a sus ciudadanos no disminuirá, sino que se fortalecerá día a día.
Salgo de este majestuoso lugar con un corazón leal y alegre, un espíritu optimista y una confianza suprema de que para nuestro país y para nuestros niños, lo mejor está por llegar.
Gracias y adiós, Dios te bendiga y Dios bendiga a los Estados Unidos de América»
Real Donald Trump

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