El Salvador: la economía tardará más de un año en recuperarse

La recuperación del tejido productivo del país podría tardar más de un año, luego de establecerse que el 71 % de las empresas sufrió un impacto negativo a causa de la pandemia del covid-19, de acuerdo con la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador
La industria disminuyó sus ingresos en un 62 %, el comercio 62 % y servicios el 80 %, “este es el impacto real que tiene en las empresas la reapertura económica… el empresario se ha dado cuenta de que sus ventas están disminuyendo de manera considerable”, dijo Federico Hernández, director ejecutivo de la cámara, al revelar datos de la quinta encuesta realizada desde que llegó la pandemia al país.
CAMARASAL llegó a esa conclusión tras hacer un análisis de una encuesta virtual que fue hecha a 717 empresas entre el 9 y el 21 de octubre, y que revela que la economía aún no está operando al 100 % de su capacidad.
La encuesta empresarial  revela que el 2 % de las empresas ha cerrado definitivamente y  que el 7 % no ha abierto, es decir, que el 9 % no está operando.
A pesar del esfuerzo del sector empresarial, el 71 % de las empresas está vendiendo menos, el 65 % de ellas ha sufrido una reducción del 50 % de sus facturas.
“Es fuerte, esto resume el impacto duro en el tejido productivo por haber cerrado durante tanto tiempo y de manera más estricta”, afirmó Hernández.
Entre marzo y agosto de este año, el Gobierno ordenó cerrar la economía como medida urgente para contener el avance de la pandemia de covid-19, que ya ha causado cerca de mil muertos en el país.
Para su recuperación, las empresas tendrán que hacer una inversión entre $500 a $10 mil, consideró Jorge Hasbún, presidente de la cámara, quien reveló que 240,000 trabajadores han perdido sus empleos, 60,000 en el sector informal y 180,000 en el sector informal.
La cifra revelada por CAMARASAL se aproxima a las del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), que el pasado mes de septiembre advirtió que la pandemia dejaría como saldo 250,000 empleos perdidos.
Fuente: El Economista