viernes, abril 26, 2024
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OPINIÓN- Vladimiro Mujica: USA: El espectro de la violencia

Un artículo reciente de David Leonhardt en el New York Times (1) resume lo que todos intuimos pero que muchos se resisten a aceptar: el ambiente extremo de polarización política y social que se respira en la atmósfera de los Estados Unidos, amenaza con conducir a escenarios abiertos de violencia partidista. El riesgo de que esto ocurra ha sido evaluado en detalle por la firma YouGov que es especializa en encuestas de opinión pública. Leonhardt se refiere en su artículo a una encuesta realizada hace tres años, en la cual se preguntó a los estadounidenses si podría en algún momento justificarse que su partido político usara la violencia para avanzar sus objetivos. La respuesta abrumadoramente mayoritaria fue “No”. Solamente un 8 por ciento de los encuestados afirmó algo distinto a “nunca”. Este año YouGov hizo la misma pregunta, y la porción de los encuestados afirmando que la violencia política pudiera estar justificada se duplicó. Muy importante fue el resultado que el incremento ocurrió tanto entre los encuestados demócratas como en los republicanos.

el ambiente extremo de polarización política y social que se respira en la atmósfera de los Estados Unidos, amenaza con conducir a escenarios abiertos de violencia partidista

Una visita reciente al mismo sitio web (2) permite el acceso a un estudio sobrecogedor y muy preocupante denominado: “America Speaks: Do they think there will be violence following the election results?” (Habla América: ¿Piensa la gente que habrá violencia a partir de los resultados electorales?). Allí se señala que el 74% de los usuarios del Chat de YouGov piensa que habrá violencia después de que se conozcan los resultados de la elección presidencial de noviembre. Entre los que piensan que habrá violencia luego de la elección, la mitad (53%) piensa que habrá mucha violencia, mientras que el 21% espera que solamente sea un poco de violencia.

Si estos resultados son de por si suficientes para generar mucha preocupación, la misma se agrava cuando se interroga a los encuestados acerca de las razones por las cuales podría haber violencia después de conocerse los resultados de la elección presidencial de 2020. Entre ellas:

>       Cualquiera que sea el lado perdedor, objetará al ganador.

>       No importa quien gane, el otro lado denunciará corrupción y fraude en la votación.

>       Ninguno de los dos lados, izquierda o derecha, aceptará los resultados ni voluntariamente aceptará la visión de la oposición sobre nuestro país.

>       Trump puede no aceptar los resultados y llamar a sus partidarios a la violencia.

>       Los demócratas pueden no aceptar una victoria de Trump y van a estimular  a sus partidarios a ejercer la violencia y la protesta civil.

Es imposible afirmar con certeza que los escenarios de violencia que pueden anticiparse del estado de ánimo que se evidencia en estas encuestas pueden realmente materializarse. Pero los motivos de preocupación por el ambiente de polarización de la sociedad norteamericana existen y son muy reales. Cómo se llegó a este estado de cosas es un tema muy complejo, relacionado en buena medida con el uso de la palabra, especialmente en las omnipresentes redes sociales, para descalificar al adversario usando todos los mecanismos imaginables. Un rol especial en el drama de la descalificación lo juegan los temas de las conspiraciones. Es alucinante como la gente en ambos extremos del espectro político se cree a pie juntillas ideas y narrativas de conspiraciones que presentan a los demócratas como comunistas y socialistas encubiertos, y a los republicanos como fascistas y supremacistas blancos. Nada más alejado de estas distorsiones primitivas que están haciendo un daño inmenso a la democracia de los Estados Unidos.

Es alucinante como la gente en ambos extremos del espectro político se cree a pie juntillas ideas y narrativas de conspiraciones que presentan a los demócratas como comunistas y socialistas encubiertos, y a los republicanos como fascistas y supremacistas blancos

Cómo cabría imaginarse, una parte importante de la diáspora venezolana que hace vida en los Estados Unidos se ha manifestado en este combate de descalificaciones primarias a favor de Biden o de Trump con argumentos que pretenden soportar la idea de que uno de los dos candidatos es mejor garantía del apoyo estadounidense a la lucha contra el chavismo-madurismo y el restablecimiento de la democracia en Venezuela. Una pésima estrategia que evidencia. por un lado, que no hemos aprendido nada de la desgracia de nuestro país y, por el otro, que no entendemos que el mejor apoyo para la causa venezolana es el apoyo bi-partidista que hasta ahora ha privado en la política norteamericana hacia Venezuela.

Tiempos oscuros y muy preocupantes. Los alaridos que se escuchan en las redes sociales, simplemente sirven al propósito suicida de contribuir a minar a la gran democracia norteamericana. Pero más allá de estos alaridos, están las armas y las manifestaciones concretas de violencia y terrorismo en el ámbito interno de los Estados Unidos, una de cuyas manifestaciones más recientes fue el intento, abortado por la acción del FBI, de secuestrar a la gobernadora del estado de Michigan Gertchen Whitmer. A ello se le unen condenables actuaciones de Antifa, Black Lives Matter y Proud Boys, por sólo mencionar una lista reducida de movimientos extremistas que operan en la escena política de los Estados Unidos.

Es imposible exagerar la importancia de preservar la democracia de los Estados Unidos, una de los últimos reductos del mundo occidental en mantener el avance de la civilización. Quizás deberíamos preguntarnos mucho más a fondo sobre lo que verdaderamente está en riesgo.

Fuente: Acento News

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