viernes, marzo 29, 2024
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Recuperación económica vs. peligro inflacionario

El peligro de un estallido inflacionario en el país ocupa ahora más espacio e interés entre las instituciones financieras federales, organismos reguladores, economistas, legisladores y senadores.
La preocupación aumenta a medida que los precios de productos y servicios se han incrementado a partir de más de 20 órdenes ejecutivas firmadas por el presidente Joe Biden, vinculadas directamente con la economía.
El diccionario de Economía define la inflación como el aumento generalizado y sostenido de los precios de bienes y servicios en un país durante un período de tiempo sostenido, normalmente un año. Cuando el nivel general de precios sube, con cada unidad de moneda se adquieren menos bienes y servicios. Es decir, que la inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda.
Las tasas de interés y el caos migratorio
El miércoles 17 de marzo, la Reserva Federal – en una reunión extraordinaria- ratificó su política de mantener casi en cero las tasas de interés hasta posiblemente el 2023, ante la inminencia de un brote inflacionario que se espera supere el 2% en los próximos meses.
El número de personas en el país que solicitaron prestaciones por desempleo ascendió a 770.000, una señal de que continúan los despidos y el cierre definitivo de negocios. El informe del Departamento de Trabajo el jueves 18 de marzo reveló que las solicitudes se elevaron respecto a las 725.000 de la semana anterior.
El caos creado en la frontera de EEUU por nuevas medidas de inmigración y el considerable aumento del gasto federal previsto para el 2021, que podría casi triplicarse, ha generado desestabilización en los mercados y el temor de los inversionistas, lo que trae consigo la caída de las acciones en la Bolsa, un incremento en los costos de producción y más tarde el alza de precios de productos.
Según la Patrulla Fronteriza de EEUU, la cantidad de inmigrantes ilegales que llegaron al país en el mes de febrero supera la cifra total del 2020, un costo adicional de miles de millones de dólares en deportaciones, alimentación, creación de instalaciones temporales y pagos de horas extras a agentes federales, además de otros gastos.
En febrero, fueron arrestadas unas 100.000 personas en la frontera sur -entre ellas 9.457 menores-, un aumento del 28% respecto a enero, según las autoridades.
El desembolso de cientos de miles de millones de dólares en programas sociales, acuerdos sobre el clima, inversiones en energía renovable y ayudas internacionales – a diferencia de la administración anterior- dispararía las cuentas de pago del gobierno federal en proyectos improductivos, advierten los analistas.
La polémica «ayuda»
La aprobación del nuevo paquete de estímulo económico de 1,9 billones de dólares, donde más de 65% se destina a asuntos no relacionados directamente con la crisis sanitaria de la pandemia de COVID-19, preocupa cada vez más a inversionistas y expertos en economía, alarmados por una deuda de ya 30 billones de dólares y la subida promedio de precios de los bonos del Tesoro a 10 y 30 años.
Según expertos, el gobierno ha inundado de dólares la economía estadounidense, pero la productividad y los ingresos netos en sectores como el turismo, el petróleo y los servicios han caído a niveles alarmantes.
Ante nuevos cierres y restricciones por el coronavirus en varios países de Europa como España, Italia, Francia y Noruega, el turismo mundial sigue inmerso en una crisis hasta ahora sin una pronta salida, mientras que las aerolíneas estadoundienses mueven un poco más de la mitad de los viajeros antes de la llegada de la pandemia, sin incluir las tormentas invernales y una capacidad hotelera del 40% como promedio.
El Departamento del Trabajo reportó que la productividad se desplomó un 4,8% durante el cuarto trimestre del 2020 después de sólidos incrementos en los dos trimestres previos.
Con el freno impuesto por la administración Biden a medidas económicas efectivas durante la pandemia, la recuperación comenzó a desacelerarse por lo que analistas indican que centrarse en retomar una sólida recuperación y dejar a un lado el tema inflacionario es aún más peligroso.
Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro que ocupó varios altos cargos en los gobiernos de Bill Clinton y Barack Obama, publicó recientemente una columna en el diario The Washington Post en la que advierte del riesgo de que el plan de Biden desate «presiones inflacionarias nunca vistas en una generación».
El alza de los precios
Solo el precio de la gasolina desde comienzos del 2021 ha subido 67 centavos por galón como promedio nacional y analistas afirman que continuará en ascenso, a pesar de que asesores en la Casa Blanca culpan a las recientes tormentas invernales en el centro y Norte del país. Sin embargo, las medidas de la actual administración para implementar un sistema de energías renovables, con una suculenta inversión “muerta” a largo plazo, ha provocado el alza del precio del petróleo, tras el cierre del oleoducto Keystone XL junto a las limitaciones para la extracción de crudo en diferentes regiones del país.
Otro ejemplo es el aumento de los precios en el sector inmobiliario que oscila entre un 12% y un 26%, en diversas zonas de la nación, según el índice de precios elaborado por la Corporación de Préstamos hipotecarios Freddie Mac.
El índice de precios al productor (IPP) para la demanda final subió un 0,5% en febrero, informó el Departamento de Trabajo, tras un aumento del 1,3% en enero, que fue el mayor avance desde diciembre del 2009.
En los 12 meses hasta febrero, el IPP se disparó un 2,8%, la mayor alza desde octubre del 2018, y tras el 1,7% interanual de enero.
Las industrias manufactureras y de servicios han sufrido un aumento de los costos de producción a medida que la pandemia de COVID-19 entorpece la cadena de suministros.
Por su parte, en febrero, los precios de los alimentos subieron un 1,3%.
Encuestas recientes mostraron que los precios de costo pagados por los fabricantes y las industrias de servicios en febrero se aceleraron a niveles vistos por última vez en el 2008, lo que se traduce luego en altos precios para el consumo.
El desestímulo al trabajo
El pago directo de 1.400 dólares representa para cada contribuyente más de 5.000 dólares a devolver como deuda. Después de tres pagos directos recibidos durante la pandemia por un valor total de 3.200 dólares, éstos apuntan a una deuda personal de más de 11.000 dólares, solo por este concepto.
Sin embargo, la [ayuda] temporal directa a los estadounidenses también [estimula] a comerciantes, empresas y dueños de negocios a una subida de precios de productos, que luego no regresan a su nivel anterior, como se ha comprobado en los últimos años después de la crisis del 2008.
El nuevo paquete, que ofrece ayudas generosas a desempleados y familias con niños, desmotiva el interés laboral, un fenómeno que ha frenado la creación de empleos y la recuperación. En estados como California, uno de los motores industriales del país, una persona sin trabajo puede ganar más de 1.000 dólares por semana entre la ayuda federal y los beneficios estatales por desempleo. En Florida la suma llega a 575 dólares y en más de 20 estados supera esta cifra.
Cada semana de improductividad le cuesta a EEUU 40.000 millones de dólares, al tiempo que el Producto Interno Bruto superaría el 10,3%, el segundo más alto desde 1945.
Lo más contraproducente de la ayuda de 1,9 billones de dólares es que ha sido destinada en su mayoría a gobiernos estatales, a prisioneros, al cuidado de niños durante un año, pago directo a personas dependientes, escuelas, etc.
La realidad
De los 50 estados, 44 estados reportaron antes de recibir la ayuda un superávit de 105.000 millones de dólares. Prisioneros y asesinos que le cuestan al contribuyente estadounidense como promedio 45.000 dólares anuales por cada reo, ahora son bonificados también. Más de 60% de las escuelas del país se encontraban abiertas y en funcionamiento antes de aprobar el paquete, sin reportes de gastos adicionales luego de ayudas federales en meses anteriores; lo mismo ocurre entre las pequeñas y medianas empresas rescatadas por dos paquetes de estímulos anteriores, diversos programas de préstamos –incluso perdonables- con intereses mínimos, además de medidas de extensión de pagos.
“A mis colegas que dicen que este proyecto de ley es audaz, yo les digo que es desmesurado”, afirmó el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy. “A los que dicen que es urgente, les digo que no está centrado. A los que dicen que es popular, les digo que es totalmente partidista”.
En los próximos meses, la tendencia actualizada de los precios se ubica en línea ascendente, con la incertidumbre si la desaceleración económica continuará. Lo que sí es seguro que el fantasma de la inflación deambula sobre EEUU como nunca antes, en una pandemia y bajo la recesión económica.
Fuente: Diario las Américas
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